Un terremoto financiero, pero en China

 

Evergrande, la segunda empresa inmobiliaria china, estuvo esta semana al borde de la quiebra. Pero el control estatal de las finanzas chinas está saliendo al rescate del capitalismo.


Evergrande, la segunda empresa inmobiliaria china, que figura en la lista de las 500 mayores del mundo, con 120.000 trabajadores, estuvo esta semana al borde de la quiebra, y podría dejar de pagar parte de los intereses de su gigantesca deuda, equivalente a 260.000 millones de euros. El mundo financiero se asustó, temiendo que se repitiera lo de Lehman Brothers, cuando la caída del banco desencadenó la fase final del colapso de 2008. En la bolsa de Shanghái, la cotización de la empresa ya había caído un 85% incluso antes del aviso de impago y, como consecuencia, los principales indicadores estadounidenses cayeron cerca de un 2% a principios de la semana. El sistema financiero vive atemorizado por una nueva perturbación y sabe que vendrá de los sistemas de crédito en la sombra, los movimientos al margen de la banca tradicional.

De hecho, la magnitud de esta quiebra, si se produce, será mayor que la de Lehman, pero el riesgo revela dos realidades diferentes de lo que le ocurrió al banco estadounidense. En primer lugar, dado el autoaislamiento de los sistemas financiero y cambiario de China, la capacidad de contaminación es menor que lo ocurrido con Lehman (sólo 20.000 millones de la deuda están en manos extranjeras). Y en segundo lugar, el gobierno chino dirige el sistema de crédito y puede absorber las pérdidas si quiere evitar un amplio efecto social. Las finanzas internacionales bien pueden cantar loas al control estatal.




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