Por: Gabriel Vera Lopes
Articulo realizado para Brasil de Fato
https://www.brasildefato.com.br/2023/02/28/cuba-se-aproxima-de-eleicoes-com-maior-numero-de-candidatos-jovens-mulheres-e-negros
Cuba se encuentra atravesando un nuevo periodo electoral. El próximo 26 de marzo serán elegidos en comicios nacionales los 470 diputados que integrarán, por 5 años, la Asamblea Nacional del Poder Popular, el máximo órgano político del país. Esta renovada Asamblea Nacional del Poder Popular será la X Legislatura del Parlamento cubano (desde la reforma constitucional de 1976).
En la isla están prohibida las campañas electorales bajo la forma de propaganda -tal como se conocen en los países con sistemas políticos liberales-. No hay carteles en las calles con sonrisas, ni spots publicitarios con promesas de campañas. Sin embargo, esto no significa que no exista un momento de discusión política entre los candidatos y los votantes.
Durante las semanas previas a las elecciones, los candidatos recorren barrios, centros laborales y estudiantiles, donde se convocan y organizan asambleas para el intercambio con el conjunto de la población. En esas asambleas las y los candidatos dialogan con los electores y escuchan sus inquietudes, planteos, quejas o propuestas.
Pese a lo que las corporaciones mediáticas suelen plantear, en el apartado “Fundamentos Políticos” de la Constitución, en su artículo 1 se establece que: “Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social, democrático, independiente (…)”. Definiendo de esta manera a Cuba como una Republica democrática. A su vez, en el apartado sobre la Asamblea Nacional del Poder Popular se define a esta como “un órgano democrático, electivo, representativo y responsable, conformada por diputados elegidos por el voto libre, igual, directo y secreto de los electores, en la proporción y según el procedimiento que determina la Ley Electoral”.
Sin embargo, el modo en que se asume las campañas electorales en Cuba no es la única singularidad. “El poder político en Cuba tiene la particularidad de ser reconocido como un poder único. Y es que precisamente no podemos hablar de una división de poderes. Sino de un poder único que reside en la Asamblea Nacional del Poder Popular. Que es el máximo órgano de poder del Estado Cubano. A partir del cual se delegan diferentes funciones que van a asumir otros órganos que componen la estructura del estado cubano. Por lo tanto Asamblea Nacional del Poder Popular es el máximo órgano de poder del estado que tiene funciones constituyentes y legislativas. La Asamblea Nacional está integrada por diputados y diputas que elegidos de manera directa por la población cubana. Y es en ese órgano donde es elegido el presidente, vicepresidente y secretario de la asamblea”, detalla el abogado Loyet Ricardo en conversación con Brasil de Fato.
A diferencia de los sistemas políticos pluripartidistas, las candidaturas para conformar la Asamblea Nacional del Poder Popular no son elegidas mediante la competencia de distintos partidos políticos. Pero al contrario de lo que muchas veces se cree, tampoco es el Partido Comunista Cubano quien elige los candidatos para la Asamblea. Sino que las candidaturas están construidas por lo que se conoce como “comisiones de candidaturas”.
Las comisiones de candidatura están compuestas por representantes de las direcciones de distintos espacios de participación sectoriales y gremiales. Conformada por la Federación de Estudiantil Universitaria, la Central de Trabajadores de Cuba, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, la Federación de Mujeres Cubanas y los Comités de Defensa de la Revolución. Estas comisiones proponen distintos candidatos que luego son votados en los comicios.
A diferencia de otros sistemas políticos, quienes ejercen la función pública no reciben salarios mayores a la de un trabajador promedio. Bajo el precepto de que el ejercicio de la política institucional no sea un privilegio de prebenda o una carrera oportunista de enriquecimiento personal. Así mismo, los mandatarios están obligados por ley a rendir cuentas frente a sus electores y se les puede revocar el mandato en cualquier momento.
“Para hablar de democracia en cuba hay que necesariamente pensar en participación. No podemos hablar de democracia sin hablar de participación. Y la participación no está ceñida, no está limitada, no se agota específicamente en la existencia de varios partidos. La participación se da en el pueblo y en los mecanismos que este pueblo tiene y están reconocidos en la constitución y en las leyes para poder ser efectiva, para poder participar. En Cuba no solamente podemos hablar de democracia y por lo tanto de participación en el ejercicio de ir a votar, sino también en el ejercicio que tiene la capacidad del derecho reconocido que tiene el pueblo de poder controlar el ejercicio de ese poder. El poder que deposita en las manos del estado. En la capacidad que tiene de poder formar parte de la toma de decisiones, de poder exigirle al estado que rinda cuenta de su gestión y la satisfacción de las necesidades y las demandas de la población”, ilustra Loyet Ricardo.
¿Quiénes son las y los candidatos a la Asamblea Nacional del Poder Popular? Los actual composición de candidatos para la X Legislatura presenta una serie de modificaciones progresistas con respecto a las anteriores Legislaturas. Siendo que hay más candidatos jóvenes, más negros y más mujeres.
Una quinta parte del total de candidatos son jóvenes de entre 18 y 35 años. Lo cual supuso un aumento del 13% al 20%, con respecto a la actual legislatura. De esta manera, la edad promedio de la próxima legislatura seria de 46 años.
Más de la mitad de las candidatas son mujeres. Mientras que el promedio mundial de mujeres en los parlamentos, según los indicadores del Word Economic Forum, es tan solo del 26%. De confirmarse esta composición Cuba pasara a tener el segundo Parlamento con más mujeres del mundo, detrás de Ruanda (que tiene el 61% de sus parlamentarias mujeres).
A su vez, también en la cuestión racial se muestran avances. Mientras que en la anterior legislatura tiene un 40% de sus integrantes negros, esa cifra se incrementó al 45% de las actuales candidaturas.
¿Qué se espera de estas elecciones?
Uno de los factores que más interrogantes despiertan estas elecciones es el nivel de participación que obtengan. Actualmente Cuba enfrenta una importante crisis económica que -al igual que otros países del mundo- ha producido un malestar social que se manifiesta de múltiples formas. Una de ellas ha sido una desafección política que se traduce en la disminución de la participación política y electoral.
Entre 1976 -año en el que se sanciona la primera Constitución luego del triunfo de la Revolución Socialista de 1959- y el 2010, la participación en los comicios osciló entre el 95,2% y el 95,9% del padrón electoral. Situando el nivel de participación electoral muy por encima de la mayoría de los países. Un ejemplo de esto es el propio caso de Brasil, obteniendo la mayor participación electoral en las elecciones de la apertura democrática de 1989 donde votó el 88% del padrón -el mayor nivel de participación hasta la actualidad-.
Durante los años siguientes, pese a que el nivel de partición en Cuba sufrió un ligero descenso, se mantuvo en niveles altos. En los comicios de 2015 la participación fue del 89%, y en las elecciones municipales del 2017 la abstención fue del 14%.
Sin embargo, en las elecciones para delegados del Poder Popular (una suerte de concejales) celebradas en el 2022, la abstención se incrementó de manera brusca, alcanzando el 31,5% del total de votantes. Cifra que -pese a ser normal para lo parámetros de la mayoría de los países-
supuso el porcentaje de abstención más elevado en la historia de las elecciones cubanas desde el triunfo de la Revolución.
Esta situación, sumada a la crisis económica que atraviesa la isla, impondrá a la siguiente Asamblea Nacional del Poder Popular una serie de desafíos. ¿Cómo volver a convocar a las amplias mayorías para enfrentar los crecientes desafíos políticos, culturales y económicos que debe asumir Cuba? La nueva legislatura le tocara gobernar en un momento de profundas incertidumbres. Pero con una certeza: la rutina gris del burocratismo no puede ofrecer respuestas que estén a la altura de los desafíos que se le presentan a la revolución. La creatividad militante, el fortalecimiento de los mecanismos de participación, los debates en el campo revolucionario, serán requisitos para esta nueva etapa.
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