Nicolás Centurión
El Informe Mundial sobre la Cocaína 2023 de Naciones Unidas, difundido esta semana, detalla cómo el cultivo de coca se disparó un 35% de 2020 a 2021, una cifra récord y el aumento interanual más pronunciado desde 2016 y menciona también a Uruguay, en especial como salida de droga de la región a través de sus puertos.
El aumento se debe tanto a la expansión del cultivo de arbusto de coca como a las mejoras en el proceso de transformación de la hoja de coca en clorhidrato de cocaína. Añade que en 2021 se incautaron casi dos mil toneladas de cocaína a nivel mundial.
El fuerte crecimiento de la oferta ha ido acompañado de un aumento similar de la demanda. Aunque el mercado de la cocaína sigue bastante concentrado en América y partes de Europa, el informe advierte de que existe un gran potencial de expansión en África y Asia.
Los puertos del Mar del Norte, como Amberes, Rotterdam y Hamburgo, han eclipsado a los tradicionales puntos de entrada en España y Portugal de la cocaína que llega a Europa Occidental. Basta repasar las noticias sobre incautaciones en dichos puertos y gran parte de esa cocaína proviene de Paraguay y los contenedores pasan por el puerto de Montevideo.
Además, el informe revela que han proliferado los llamados «proveedores de servicios», es decir, grupos especializados que prestan sus servicios en todas las fases de la cadena de suministro a cambio de una comisión. Una especie de tercerización del narco, donde se compartimentan las tareas. De esta forma es cada vez más cuesta arriba poder llegar a lo que comunmente se llaman “peces gordos”.
“Estos grupos extranjeros no pretenden hacerse con el control de territorio. En cambio, están tratando de hacer que las líneas de suministro sean más eficientes. Su presencia contribuye a incentivar el cultivo del arbusto de coca y a financiar todas las fases del suministro”, asegura el informe.
Colombia sigue dominando las rutas de tráfico América del Norte, donde la mayor parte de la cocaína es colombiana. Sin embargo, las rutas hacia Europa han evolucionado. El papel dominante de los puertos de Colombia como punto de partida parece estar disminuyendo, y los traficantes transitan cada vez más su producto por Centroamérica y otros países de Sudamérica.
La hidrovía de la coca
La cocaína procedente de Bolivia y Perú se transporta cada vez más a través de la ruta del Cono Sur a través de Paraguay y la hidrovía Paraná-Paraguay. Los grupos delictivos, a menudo procedentes de Brasil, utilizan aviones para cruzar la frontera y luego barcos por el río hasta el Atlántico.
El informe menciona a Uruguay en el capítulo sobre “Tráfico dentro y desde Sudamérica hacia otros mercados”. Repasa cuáles son los principales grupos narcotraficantes de Brasil, entre los que se destaca el Primer Comando Capital (CPP), con conexiones en Italia y otros países de Europa y otros continentes.
El documento plantea que “un canal que recientemente ha cobrado importancia es la ruta del Cono Sur, que va desde Perú y Bolivia hacia el Río de la Plata, estuario en la costa atlántica entre Argentina y Uruguay, con frecuencia a través de Paraguay, y por lo general se basa en la Hidrovía Paraguay-Paraná (HPP), a menudo utilizada en combinación con vuelos clandestinos”.
Al estar cerca de los países productores, tener frontera seca con Brasil y por ende con los grupos criminales de Río Grande del Sur.; frontera húmeda con Argentina y tres puntos de conexión en Río Negro, Paysandú y Salto; al formar parte de la hidrovía Paraná – Paraguay; estar cerca de la triple frontera, Uruguay es un punto clave en la entrada y salida de la mercadería.
El informe le dedica un capítulo especial al grupo narcotraficante más poderoso del país norteño, titulado “El grupo criminal brasileño PCC amplía su presencia en regiones de tránsito”, y allí alerta por la vulnerabilidad de la República Oriental: “Conectados a la Hidrovía Paraguay-Paraná, Uruguay y Argentina, con sus puertos marítimos, son especialmente vulnerables a la rápida propagación de PCC, que generalmente encuentra un punto de apoyo entre las poblaciones carcelarias.
No es un dato menor que la tercera parte de los presos extranjeros sean brasileños. El ingreso del PCC a Uruguay es algo que tiene al Estado en alerta desde hace años. El narcotraficante prófugo Sebastian Marset, cabecilla del Clan Insfrán en Paraguay, es uno de los eslabones de conexión entre la cocaína sudamericana, el PCC y la la ‘Ndrangheta italiana.
Además, fuentes abiertas sugieren que el PCC ha estado estableciendo vínculos en Mozambique, un país africano de habla portuguesa, donde un notorio narcotraficante brasileño ‘Fuminho’ con vínculos con el PCC fue arrestado en Mozambique en 2020. Por si otra casualidad hacía falta, se barajan dos posibilidades donde Marset pueda residir: Sudáfrica o Mozambique. De Sudáfrica no se tienen registros de su llegada.
Uruguay también aparece mencionado en el capítulo titulado Tráfico de América del Sur a América del Norte. “Mientras que el segmento marítimo del itinerario del tráfico a menudo comienza en Paraguay, la logística requiere que los envíos se trasborden entre buques aguas más abajo, en Argentina o Uruguay.
No todos los barcos pueden navegar por todas las partes de la Hidrovía Paraguay-Paraná (HPP); grandes buques oceánicos no pueden navegar todo el camino contra la corriente porque el agua-camino se vuelve demasiado superficial, señala el informe.
Río arriba, la vía fluvial puede tener de no más de 2,5 metros de profundidad (dependiendo de la temporada de lluvias en la cuenca amazónica y el estado de las compuertas en las represas hidroeléctricas); por lo tanto, la carga en estos lugares debe enviarse en barcazas (típicamente unidas en «trenes» de barcazas) propulsadas por remolcadores.
Un tren de barcazas puede constar de hasta 36 unidades y transportar hasta 54.000 toneladas, lo que simplifica la ocultación y dificulta la detección a través de la ruta de tránsito de HPP. El curso de agua se ensancha río abajo y se profundiza a más de 12 metros cuando llega al estuario del Río de la Plata”, agrega el informe.
La droga en Uruguay
“Además de los envíos que llegan al océano a través de los tramos finales del río Paraná en Argentina, la ruta del Cono Sur puede incluir envíos que se cargan a buques transoceánicos directamente en los puertos de la desembocadura de este río, como Montevideo (Uruguay)”, expresa el documento.
“Por ejemplo, en diciembre de 2019 se incautaron en el puerto de Montevideo 4,4 toneladas de cocaína provenientes de contenedores con destino a Lomé (Togo). La cocaína había sido transportada desde un rancho en el departamento de Soriano, donde también se incautaron 1,5 toneladas adicionales. Los envíos de cocaína a veces se consolidan dentro de Uruguay antes de ser enviados fuera de sus puertos”, informa.
Durante el período de septiembre de 2018 a diciembre de 2019, los medios de comunicación documentaron al menos cinco casos (incluido el anterior) de grandes cantidades de cocaína (todas superiores a los 400 kilos) incautadas en puertos marítimos de Alemania y Uruguay, de cargamentos en contenedores que partían o estaban en tránsito desde Uruguay, con destinos en África o Europa, recuerda.
El informe sobre narcotráfico de cocaína sostiene que “los vuelos clandestinos son la modalidad principal para el tráfico entrante en Uruguay”. Solo se tiene el 45% del cielo radarizado, mientras que en el otro 55% no se sabe lo que acontece, porque hay unas 800 pistas irregulares que la Fuerza Aérea detectó en 2018.
“Las autoridades uruguayas evaluaron que poco más de las tres cuartas partes del clorhidrato de cocaína incautado durante 2020 habían sido traficados por vía aérea. Los vuelos clandestinos a Uruguay entregan cocaína ya sea aterrizando en pistas de aterrizaje en grandes estancias o lanzando el envío desde el aire, sin aterrizar, para que sea recogido por cómplices.
A partir de 2020, los puntos de entrada de dichos vuelos incluían los norteños departamentos de Artigas, Salto y Paysandú”, puntualiza.
Más adelante, en otros capítulos, se informa que para las autoridades uruguayas, el río Uruguay, en el borde entre Argentina y Uruguay, se utiliza para transportar cocaína a través de barcazas. Y agrega que “En Uruguay, los cargamentos de soja y lana se han utilizado a menudo para ocultar la cocaína, y la contaminación ocurre antes de que el contenedor sea entregado al puerto”.
En conclusión, es llamativa la cantidad de menciones a Uruguay y su incrustación en un sistema de narcotráfico a nivel mundial a pesar de su pequeño tamaño como país y poseer un mercado interno de igual condición. Uruguay se caracteriza como jurisdicción de trasiego, stoqueo y exportación vía marítima y ahí su tamaño parece agigantarse, si de coca hablamos.
* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP).Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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