Por Ana Laura Dagorret*-
Los residentes de East Palestine informan de dolores de cabeza y garganta, ardor en los ojos, animales domésticos y pollos muertos, y miles de cadáveres de peces en los cursos de agua cercanos.
Tras lo que fue el descarrilamiento del tren en la ciudad de East Palestine, en el estado de Ohio en EEUU 3 de febrero, los trabajadores sanitarios locales advierten que más y más personas de la zona manifiestan diferentes malestares físsicos.
Médicos y enfermeros del lugar dijeron que cada vez mas pacientes comparten síntomas similares, incluyendo una sensación de ardor al respirar, así como erupciones cutáneas y debilidad general. Algunos incluso expresan sentirse mejor cuando salen del área donde se produjo el desastre, sólo para sentirse peor una vez que regresan.
Los residentes de East Palestine informan de dolores de cabeza y garganta, ardor en los ojos, animales domésticos y pollos muertos, y miles de cadáveres de peces en los cursos de agua cercanos. El Departamento de Recursos Naturales de Ohio ha dicho que aproximadamente 3.500 peces, de 12 especies diferentes, murieron a lo largo de 7,5 millas.
«Esto podría ser un montón de cosas, pero si usted está saliendo de su casa y los síntomas mejoran, y vuelves y comienzas a sentirte mal de nuevo, no se puede establecer que se trata de alergias o un resfriado», dijo en una entrevista uno de los representantes de la empresa QUICKmed que actúa en el lugar. «Creo que está relacionado con eso que estás inhalando ahí».
Weese dice que la sensación de ardor al respirar podría ser una forma de bronquitis química. «Seamos realistas: Si llega el caso, podría ser algo en el futuro que surge de todos estos productos químicos que están respirando y que no conocemos, por lo que es importante que documenten todos sus síntomas».
El pasado lunes, los senadores estadounidenses Sherrod Brown y J.D. Vance publicaron una declaración conjunta sobre el control sanitario a largo plazo de los residentes de East Palestine. Los senadores enviaron una carta a los responsables de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA por sus siglas en inglés) de EE.UU. y de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, instándoles a garantizar que las personas afectadas por el descarrilamiento tengan acceso a pruebas médicas de referencia.
«Hemos hablado con muchos electores que han intentado que sus médicos de cabecera les hagan este tipo de pruebas de referencia, pero se han enterado de que sus médicos locales carecen de la capacidad necesaria… Los residentes de East Palestine y la comunidad circundante merecen saber si su salud se ha visto comprometida por este desastre ahora y en los años venideros. Por lo tanto, le instamos a trabajar con sus colegas de todo el gobierno federal para asignar los recursos y la experiencia necesarios para comenzar las encuestas y la evaluación necesarias para establecer una línea de base médica para la comunidad.»
Norfolk Southern, la empresa responsable por el transporte de los materiales químicos tóxicos que fueron derramados tras el descarrilamiento, «básicamente bombardeó una ciudad con productos químicos» para «abrir una vía férrea», declaró un antiguo técnico de materiales peligrosos a un medio de comunicación local. La empresa, con una capitalización bursátil de 55.000 millones de dólares, es acusada ahora de sacrificar la salud de miles de personas para mantener sus beneficios.
Según la ONG Enviromental by Impact, el derrame de cloruro de vinilo -considerado extremadamente tóxico debido a que puede afectar hígado, riñón, pulmón, bazo, sistema nervioso y la sangre- puede tratarse del desastre ambiental más grave en la historia de Estados Unidos. Esto no es sólo por el descarrilamiento sino por el incendio posterior.
Cuando el cloruro de vinilo arde, se descompone en cloruro de hidrógeno y fosgeno. El fosgeno es altamente venenoso y fue utilizado durante la primera Guerra Mundial para asfixiar al enemigo. A su vez, el cloruro de hidrógeno genera irritación y es corrosivo de cualquier agente con el que entre en contacto. Las denuncias de los habitantes de East Palestine dan cuenta de este fenómeno que, hasta el momento, las autoridades locales y nacionales se esmeran en ocultar.
*Ana Laura Dagorret es periodista de política internacional, coautora del Manual breve de geopolítica y parte del equipo de PIA Global.
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