Por Jimena Montoya*
Apalancado sobre la capacidad científico-tecnológica e industrial iniciada por el peronismo hace siete décadas, jaqueada por las administraciones dictatoriales y neoliberales, el gobierno del Frente de Todos puso en marcha el entramado biotecnológico del país, constituyéndose en un ejemplo del modelo de articulación público-privada para la inmunización de la población.
Desde el inicio de la pandemia el gobierno argentino desplegó un plan sanitario nacional de emergencia, que implicó la coordinación de diferentes niveles de políticas públicas y coordinación entre diversos actores sociales.
En mayo del 2020 en la Universidad Nacional de La Plata comenzaron a trabajar en el desarrollo de un respirador mecánico de emergencia, para los casos hospitalizados.
El mismo mes, se conoció el test “COVIDAR IgG”, producido por el CONICET y el Instituto Leloir en tan solo 45 días con un costo significativamente menor a los kits adquiridos en Estados Unidos o Europa. El mismo CONICET, junto a las Universidades de Buenos Aires y San Martín, con el apoyo de la Pyme textil Kovi S.R.L., desarrolló telas con activos antivirales, bactericidas y fungicidas fabricar barbijos de uso social.
El país empujó una estrategia multilateral de acceso a las vacunas contra el Covid-19. Adquirió dosis mediante el mecanismo COVAX, firmó acuerdos con distintos laboratorios y recibió donaciones de Estados Unidos. Promovió la producción de las vacunas AstraZeneca en articulación con México y, a través de acuerdos con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), compró dosis de Sputnik-V, que luego con transferencia de tecnología comenzó a fabricarse localmente como “Sputnik Vida”.
Además, el CONICET e investigadores de la Universidad Nacional de San Martín han puesto en marcha el desarrollo de la vacuna ArVac “Cecilia Grierson”, que podría fabricarse masivamente en 2022. En esta línea, a finales de mayo la ministra de Salud Carla Vizzotti y la asesora presidencial Cecilia Nicolini visitaron Cuba y se reunieron con el presidente Diaz Canel, funcionarios y científicos, para conocer el proceso de investigación y producción local y acordar una futura compra de Soberana 02 y Abdala.
La derecha al servicio del capitalismo transnacionalizado: El lobby por la vacuna de Pfizer
Para diciembre de 2020 se habían realizado en Argentina unos 6.000 ensayos clínicos a voluntarios con la vacuna del laboratorio Pfizer-Biontech. A finales de ese mes, el médico sanitarista y asesor de gobierno Jorge Rachid, denunciaba que el laboratorio requería la modificación de la ley de vacunas aprobada en octubre, solicitando en garantía una serie de bienes inembargables y permisos de pesca en mar argentino y que la respuesta del gobierno nacional era negativa. La polémica se instaló.
Hacia abril de 2021 durante una entrevista televisiva, Patricia Bullrich, exministra de Seguridad de la Nación y actual presidenta del Partido Republicano (PRO) afirmó que “Pfizer no pidió cambio a la ley. Lo único que pidió fue un seguro de caución, como se lo pidió a todos los países del mundo, que es algo razonable”, agregando que era mentira que Pfizer había pedido “los hielos continentales”, pero que, sin embargo, “las Islas Malvinas se la podríamos haber dado”.
Juntos por el Cambio lanzó a su vez que el Gobierno argentino exigió intermediarios a su elección y pidió coimas en el marco de la negociación. El mes de mayo cerró con una nueva acusación de Bullrich, diciendo que “Gines González García dijo que para firmar un contrato con Pfizer tenía que haber un intermediario, que es el mismo de AstraZeneca, Hugo Sigman. Pfizer le dijo que no se podía, que debían ser efectivos en el tiempo y la forma de producción de la vacuna. La actitud de González García fue intentar tener un retorno. Eso el presidente no lo ignoraba”. El laboratorio respondió con una desmentida pública categórica, a pocas horas de la denuncia mediática.
El gobierno se posicionó a través de su Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien afirmó que “desde que comenzaron el año pasado a surgir las posibilidades y los avances de los laboratorios, Argentina tuvo una sola política de negociar y abrir las puertas a todos los laboratorios que podrían proveerlas. Siempre se priorizó el interés nacional”.
En las antípodas, la administración de Juntos por el Cambio, que fue gobierno hasta tres meses antes del inicio de la Pandemia, degradó el Ministerio Nacional de Salud al rango de secretaría, desfinanció programas y políticas públicas en la materia y dejó vencer lotes cuantiosos de vacunas para otras enfermedades infecciosas, durante los cuatro años previos.
La embestida del lobby opositor a principios de junio originó que la Cámara de Diputados de la Nación convocara a representantes de distintos laboratorios a una sesión para aclarar la transparencia de los procesos de compra de las distintas vacunas. Se presentaron Nicolas Vaquer, Gerente General de Pfizer Argentina, quien deslegitimó públicamente la operación del macrismo; Marcelo Figueras por Richmond; representantes de AstraZeneca y del fondo Covax. La Federación Rusa y China, contestaron por escrito a través de sus embajadas.
A mediados de junio, se supo también que tras una reunión de mediación no hubo acuerdo y el presidente Alberto Fernández inició civil contra Patricia Bullrich, por sus falsas acusaciones televisivas sobre los “retornos de Pfizer”.
La estrategia multilateral argentina en un mundo lleno de tensiones geopolíticas
El triunfo de Biden en los Estados Unidos y la renuncia de Ginés González García tras el magnificado escándalo de la “vacunación VIP”, han sido hechos que incidieron -de manera indirecta el primero y de manera directa el segundo- en la estrategia vacunatoria del gobierno argentino, exitosamente posicionada en una dinámica internacional multilateral entre Moscú (Sputnik V), Pekín (Sinopharm), Londres y el Distrito Federal (AstraZeneca, de producción conjunta con México).
En febrero de 2021 asumió la conducción del Ministerio de Salud Carla Vizzotti. La por entonces viceministra y ex presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), marcó una continuidad de las políticas de cuidado y una ampliación expansiva de la campaña de vacunación, sumando, a nuestro entender, cinco hechos relevantes:
- La posible adquisición de las vacunas cubanas.
- El inicio de la producción de “Sputnik Vida”, con un acuerdo que llegó, no sin tensiones, por las demoras en la entrega del segundo componente, concretado a finales de julio.
- La modificación vía DNU de la Ley de Vacunas que creó un Fondo de Reparación Covid-19 para responder al pago de indemnizaciones ante la eventualidad de daño personal.
- La firma del contrato por 20 millones de dosis de la vacuna norteamericana Moderna. Dosis que se suman a las 3,5 millones recibidas por donación de Estados Unidos y está siendo aplicada a menores de 18 años.
- El Ministerio de Salud de la Nación anunció finalmente el 27 de julio el acuerdo con Pfizer por otras 20 millones de dosis.
En un mundo de profundas tensiones geopolíticas, Argentina pivotea entre la producción nacional articulada (Sputnik VIDA) y autónoma (ArVac “Cecilia Grierson”), la integración regional (AstraZeneca con México y posible adquisición de vacunas cubanas), los acuerdos con laboratorios “no occidentales”, y las firmas recientes con laboratorios del globalismo angloamericano. En una región en disputa, sólo los hechos marcarán el rumbo de unos acontecimientos en pleno desarrollo.
* Investigadora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Licenciada en Comunicación Social (UNC).
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