Un puñado de empresas disputan el control del recurso y son las encargadas de su negocio a nivel mundial. Los Estados fomentan proyectos de inversión para explorar nuevas fuentes y aumentar la extracción.
El “Oro Negro”, como se refieren al petróleo en la actualidad, es un recurso natural utilizado desde hace milenios por distintas sociedades humanas. Su uso se destinó principalmente como medicina, material de construcción y pintura.
A mediados del siglo XIX, con el desarrollo industrial en pleno auge, se impuso como necesidad los saltos tecnológicos permanentes buscando aumentar la productividad y, con ello, los márgenes de ganancia. Cuestión que sólo sería posible con la explotación de la fuerza de trabajo asalariada y, en paralelo, el extractivismo de recursos naturales.
Desde la perforación del primer pozo petrolero en 1859 en Pensilvania, EEUU, se inauguró la era de explotación comercial del recurso que, junto con la invención de los motores a combustión, cambiarían significativamente los niveles de producción industrial.
En la actualidad es el recurso más utilizado para la generación energética, volviéndo así codiciado por las grandes potencias y capitalistas de todo el mundo.
El recurso en disputa a nivel mundial
Las mayores reservas de petróleo a nivel mundial se encuentran en Venezuela, con más de 300.000 millones de barriles, seguida por Arabia Saudí, con 266.000 millones, Canadá, con 170.000 millones, Irán, con 157.000 millones, e Iraq, con 148.000 millones.
Para el caso de Latinoamérica, Brasil es el segundo con mayor cantidad de reservas probadas, con 12.000 millones de barriles. Le siguen Ecuador con 8.000 millones y México con 6.000 millones.
Según el Instituto de Energía estadounidense los países en donde más se extrae el recurso son Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí, Canadá e Iraq. A su vez, los países en donde más se consume petróleo son China, Estados Unidos, India y Japón.
Las grandes firmas intervinientes en el sector pueden dividirse en dos grupos que se vinculan y compiten entre sí: por un lado, las que son propiedad de los Estados Nación en donde se encuentran sus casas matrices y, por otro, las privadas que son propiedad de grandes fondos de inversión. Ambos grupos cuentan con filiales en todo el mundo y se ligan comercialmente para la explotación del recurso y la fuerza de trabajo local que interviene en el proceso.
En el caso del primero, podemos nombrar las firmas Sinopec Limited y la Corporación Nacional de Petróleo de China, matriz de PetroChina, ambas propiedad del estado. Son las empresas petroleras más grandes del continente asiatico y, con negocios desarrollados en todos los continentes, sus márgenes de ganancia los ubican dentro de las más grandes del globo.
Otra de ellas es Saudi Aramco, por varios años considerada la empresa más valiosa del mundo, es la mayor productora de petróleo a nivel mundial. Su existencia se desprende de Standard Oil of California, una de las compañías estadounidenses que buscaban activamente petróleo en el extranjero a inicios del siglo XX, y actualmente es propiedad de un fondo público perteneciente al estado saudí. Se estima que sus ingresos superan los 300.000 millones de dólares anuales.
Las “privadas” Royal Dutch Shell, BP (ex-British Petroleum), ExxonMobil y Total, son consideradas las 4 petroleras más grandes del mundo por su nivel de comercialización. En todas ellas Black Rock, Fidelity, State Street, entre otros grandes fondos de inversión, cuentan con una importante porción de acciones y forman parte de sus directorios.
Un ejemplo de la ligazón entre los grupos son los diversos acuerdos para modernizar las refinerías de petróleo más importantes de China y aumentar exponencialmente su capacidad de producción entre ExxonMobil, la firma petrolera más grande de EEUU creada a finales del siglo XIX por la familia Rockefeller, luego convertida en trust, y las estatales Saudí Aramco y Sinopec.
Así, tanto las estatales como las privadas, compiten y se alían modificando la fisonomía natural de las regiones donde se sitúa el recurso con el sólo interés de obtener grandes beneficios para sus accionistas y las grandes firmas del sector vinculadas al negocio.
Los bloques de poder y la geopolítica
A pesar de ciertos parámetros comunes entre las grandes firmas, las tensiones también aparecen y demuestran cierto desanclaje de intereses entre unas y otras. Los ataques bélicos, golpes de estado, balcanización, radicalización de la política, fundamentalismos religiosos, son algunos de los mecanismos utilizados para garantizar el flujo constante del recurso.
Oriente Medio se encuentra en permanente tensión desde que fueron descubiertos los yacimientos más grandes del mundo en la región. Y el belicismo también se ejecuta de manera directa contra las propiedades de las firmas, como en el caso del ataque con drones a Saudí Aramco el año pasado.
Ante un mercado en plena expansión y la necesidad de mediar intereses, durante la década del 60´ se creó la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), encargada de establecer los parámetros de producción de sus países miembros. En 2016 el organismo se amplió con la inclusión de 10 países, entre los que se encuentra Rusia, que pasarían a denominarse OPEP+. Así, la organización pasaría a tener el 50% de las reservas de petróleo a nivel mundial.
Asimismo, las tensiones hacia dentro no pueden disimularse volviendo visible la puja de intereses existente. En la última reunión del organismo, en julio de este año, acordaron incrementar la producción en 400.000 barriles diarios hasta diciembre con el objetivo de recuperar progresivamente la situación previa a la pandemia. Sin embargo, el asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., Jake Sullivan, declaró que “esto simplemente no es suficiente”. Por su parte, Arabia Saudí y Rusia también vienen presionando para incrementar la producción, mientras que Irak busca reducirla.
En Argentina
A pesar de existir avances significativos en materia de energías renovables, la realidad es que la dependencia de este recurso limitado sigue siendo muy grande. Así, las grandes firmas del sector junto a los estados realizan ambiciosos planes de exploración, extracción y comercialización del petróleo y sus derivados en varios países del mundo.
En ese mapa, Vaca Muerta, el 4to yacimiento con mayores reservas de petróleo no convencional del mundo, juega un rol fundamental. En marzo se batió el récord histórico de mayor cantidad de fracturas realizadas, con 772, y se viene superando mes a mes desde entonces. Las empresas que más fracturas realizaron fueron YPF, Tecpetrol, Shell, Pan American Energy, entre otras.
En lo que va de 2021, ya se realizaron 5.306 etapas de fractura en Vaca Muerta, un 62% más que las 3.276 que se llevaron a cabo durante todo el 2020.
Cabe destacar que 1 de cada 6 barriles de petróleo que se producen en el país se destinan a la exportación. La misma aumentó 37% en los primeros tres meses del año de acuerdo al informe de indicadores del Instituto Argentino de Gas y Petróleo (IAPG).
Aunque no es el único territorio del país en la mira. A inicios de este mes la empresa Equinor presentó el “Aviso de proyecto” para la perforación del bloque CAN 100. El mismo se encuentra frente a la costa de Mar del Plata y es el bloque más grande de la Cuenca Argentina Norte.
Equinor, uno de los grandes grupos encargados del desarrollo offshore de petróleo y gas, tiene ocho permisos de exploración distribuidos en el norte y sur del Mar Argentino, donde es el operador en seis y participa en dos como socio. Para la perforación de este bloque, que será el primero de aguas profundas y ultra profundas en el Mar Argentino, se asoció con YPF y Shell.
También desde los estados provinciales se viene planteando el desarrollo cada vez más exhaustivo del recurso. El plan ‘Mendoza Activa Hidrocarburos’, presentado hace unos meses por el Ministerio de Economía de la provincia, atrajo inversiones por alrededor de $1.200 millones en su primera convocatoria. Su objetivo es reactivar 69 pozos petroleros.
El plan establece que el estado provincial reintegrará hasta el 40% de las inversiones y los beneficiarios tienen a disposición un crédito “no reembolsable” de hasta $800 millones que incluso puede ser utilizado para el pago del impuesto a los Ingresos Brutos y de las Regalías Hidrocarburíferas de Mendoza.
Las empresas nacionales
YPF S.A., la empresa energética más grande del país, mediante un proceso de nacionalización emprendido por el estado en 2012 consiguió la propiedad del 51% de su paquete accionario. El 49% restante cotiza en bolsa y es propiedad de grandes fondos de inversión y bancos globales, como Black Rock (su mayor accionista), State Street Corporation, Morgan Stanley, Goldman Sachs Group, entre otros.
A su vez, otro hecho a tener en cuenta, es el nivel de endeudamiento de la firma que llegó a ser el mayor de empresas privadas en la historia del país. Parte de sus accionistas cuentan con una posición en cada lado del mostrador ya que el grupo “Ad Hoc”, integrado por los fondos Fidelity, BlackRock, Wellington, entre otros, también son acreedores y poseen el 48% del total de la deuda emitida por la empresa. El funcionamiento para no caer en default es exactamente el mismo al que están atados los estados: asumir más deuda para pagar la deuda ya imposible de pagar.
La empresa lidera en todos los rubros del sector, de ahí su importancia en el desarrollo del negocio petrolero en el país. Es responsable del 46% de la producción petrolífera y cuenta con más del 60% de participación en el mercado argentino de naftas. Es la empresa líder en cantidad de inversiones en Vaca Muerta y realiza alianzas con empresas multinacionales para la exploración, extracción y comercialización del recurso en todo el territorio nacional. Además es operador de Loma Campana, la segunda mayor área de producción petrolífera del país, situada en la provincia de Neuquén.
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