Por | 21/09/2022 | América Latina y Caribe
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció en cadena de radio y televisión que se postulará a la reelección: “Luego de conversarlo con mi esposa, Gabriela, y con mi familia, anuncio al pueblo salvadoreño que he decidido correr como candidato a la presidencia en las elecciones de 2024”. Su anuncio levantó toda clase de críticas.
Tras el pronunciamiento de los integrantes de la oposición y de organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, los representantes del sector privado del país manifestaron su preocupación por la decisión del mandatario: La Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) señaló que diversos artículos de la Constitución “prohíben expresamente la reelección presidencial inmediata”.
Nayib Bukele, ha empezado a escribir una historia vieja que quiere vendernos como nueva: la del caudillo latinoamericano que acumula poder, busca eliminar a la oposición y usa los recursos del Estado para beneficiarse. Lo diferente en Bukele es su tonalidad camaleónica: en su carrera política lo mismo ha sido izquierdista radical que anticomunista, señaló el Washington Post.
En marzo de 2021, durante una entrevista con el famoso youtuber mexicano Luisito Comunica. Bukele, entonces, había sido enfático: “No hay reelección en El Salvador y yo estaría fuera a los 42 años”.
La trama de la reelección de Bukele se fue gestando en cuatros momentos: el amague de autogolpe de Estado en febrero de 2020 (al entrar con militares a la Asamblea Legislativa, entonces controlada por la oposición); el descabezamiento de la Corte Suprema de Justicia en mayo de 2021; la declaración de su reelección como constitucional por una Corte espuria en septiembre de 2021; y el anuncio reciente de su candidatura presidencial para 2024.
Tras las elecciones de 2021 su partido, Nuevas Ideas, logró la mayoría calificada de la Asamblea y Bukele decidió utilizarla para descabezar la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia e impuso a Rodolfo Delgado como nuevo fiscal general. En bambalinas estaba uno de sus operadores principales, Javier Argueta, un abogado que alguna vez defendió a la empresa privada, y al cual Washington sancionó por ser la mente maestra detrás del descabezamiento de la Corte.
Fue la nueva Corte la que declaró “constitucional” la reelección presidencial con el simple argumento de que si la gente quiere, debe ser constitucional. Mientras comenzaba la campaña de reelección, Bukele lanzó el anuncio de su reelección tras una masiva protesta en su contra en las calles de San Salvador.
«Si se registra como candidato, se consumará un burdo fraude electoral», señaló el constitucionalista salvadoreño José Marinero. “Sin frenos al poder político, el anuncio de la reelección es realmente una declaración: ‘Voy a permanecer en el poder porque quiero y porque puedo'», agregó
Bukele, quien antes fue alcalde de la capital, San Salvador, señala que goza del apoyo del pueblo basándonse en encuestas como la de Cid Gallup, donde registra un 91% de popularidad. De acuerdo con el último «ránking presidencial» que publicó Directorio Legislativo, Bukele es el presidente con mejor imagen de América Latina, con un nivel de aprobación de su gestión del 84%, seguido por el dominicano Luis Abinader (67%) y el mexicano Andrés Manuel López Obrador (56%).
Lo cierto es que en estos años de poder Bukele ha provocado retrocesos: no ha eliminado a las pandillas, sino que las ha fortalecido con una tregua que incluye la protección de sus cabecillas, mientras sumergía a la población más pobre en un eterno estado de excepción. Sus detractores señalan que ha perfeccionado el arte de la manipulación de los datos de homicidios
Organismos de derechos humanos han denunciado que Bukele, al declarar elestado de excepción, ha instalado un régimen de represión a cualquier dirigente social, sindical y político que esté en contra de su gobierno y señalaron que «se han denunciado casos detortura y muerte durante el período de aprensión y falta de información sobre la situación y ubicación de los detenidos».
La reelección
Su anuncio causó reacciones de rechazo en su país porque hasta setiembre de 2021 la Constitución de El Salvador prohibía la reelección inmediata. Esto fue modificado por un fallo de la Sala Constitucional de la Suprema Corte de Justicia que interpretó que la prohibición se aplica sólo a un gobernante que haya estado en el poder durante diez años. Fallos anteriores entendían que un presidente debía terminar su período de gobierno de cinco años y esperar diez más para volver a postularse a la presidencia.
El pronunciamiento de la Sala Constitucional señala que lo “ilegítimo sería promover la continuidad del presidente o una reelección más allá de los diez años, es decir, más allá de dos períodos”. También concluye que, para postularse a la reelección, el presidente debe solicitar licencia seis meses antes del comienzo del siguiente período de gobierno.
Bukele no se pronunció sobre ese cambio en su momento, pero varios diputados de su partido, Nuevas Ideas, y funcionarios de gobierno pidieron en los últimos meses que el presidente se postulara a la reelección.
En su cadena nacional del jueves, Bukele dijo que tomó esta decisión para continuar en un rumbo que definió como el “correcto”, y agregó: “De seguro, más de algún país desarrollado no estará de acuerdo con esta decisión, pero no son ellos los que decidirán, sino el pueblo salvadoreño”.
El presidente cuenta con amplio respaldo de la población, tal como lo obtuvo en 2020, cuando se renovó el Parlamento y el oficialismo pasó a contar con 70% de las bancas. De ese modo, Nuevas Ideas y sus aliados tienen la capacidad de tomar decisiones en el Legislativo sin necesidad de negociar con otras organizaciones políticas. La primera decisión que tomó el oficialismo cuando obtuvo la mayoría parlamentaria fue la de remover a los integrantes de la Sala Constitucional de la Corte Suprema y al fiscal general, y designar nuevos titulares en esos cargos.
En 2019, cuando llegó a la presidencia, Bukele calificaba como “dictadores” a los presidentes de Honduras, Juan Orlando Hernández, y Nicaragua, Daniel Ortega, que habían llegado a la reelección gracias a fallos judiciales que les permitieron esquivar prohibiciones constitucionales, recordó la agencia de noticias Efe. Del mismo modo, los partidos políticos opositores cuestionan la reelección de Bukele y sostienen que la prohibición de la reelección sigue vigente.
Dina Argueta, diputada del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), dijo que la Constitución “no permite la reelección”. En su opinión “hay funcionarios en este país que necesitan de una reelección para tapar todos aquellos casos y posibles señalamientos una vez finalizado su período” y “para evitar posibles enjuiciamientos”.
Por su parte, la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) emitió un comunicado en el que afirmó que Bukele “se vende como el redentor de El Salvador, pero en realidad ha sumido en un caos” al país. “Ha pactado con pandillas, la vida es más cara, la corrupción es peor que nunca. Ha destruido nuestra democracia y nuestro Estado de Derecho”, afirmó. Para Arena, Bukele “se quitó la máscara y develó su verdadera intención: perpetuarse en el poder”.
Gerardo Villagrán del Corral. Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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