Juan Guahán
El agravamiento de la situación social y económica, la emocionante marcha de antorchas culminada en el acampe piquetero en la Plaza de Mayo, la aproximación de las fechas del cronograma electoral nacional, los resultados de las primeras elecciones provinciales, el internismo sin fin de las fuerzas tradicionales, la renuncia de la candidatura presidencial que nunca fue y la Argentina envuelta en la geopolítica mundial, son temas de estos días.
Ellos nos insinúan, por si hace falta decirlo, que estamos metidos en una respetable crisis. Por eso se han elegido algunas cuestiones que nos ayuden a ver cómo se vinculan algunas de las cosas que pasan con la crisis que hace de telón de fondo de todo el acontecer.
Lo que más impresiona de esta realidad, es la duración, profundidad y extensión de la crisis que estamos atravesando. Lo que está pasando es de tal dimensión que voces que, en otras cuestiones, prefieren callar están hablando con preocupación. E
Esta semana el canta autor Alejandro Lerner, escribió una carta abierta y dio algunas notas que merecen consideración. La afirmación central de su carta es dura: “El país no se moviliza, el pueblo perdió el poder”. En reportajes posteriores fue más allá: Sostuvo “¿Cuándo fue que el porcentaje de pobreza nos duele menos que el porcentaje de humedad? …Lo grave es saber que nuestro querido país no es pobre, es un país empobrecido. Y nuestra pobreza es moral no es económica. Nuestra riqueza es incalculable, como nuestra ignorancia…un país que aguanta los niveles de inflación que aguantamos nosotros no existe en el planeta”.
La verdad de estas afirmaciones es francamente llamativa, no solo por lo que tienen de cierto, sino por quien las pronuncia. Un artista que viene de actuar en Israel, a pesar del pedido de la comunidad palestina que dejara de hacerlo para ayudar a poner freno a los dolores y padecimientos de ese pueblo masacrado.
Pero sí, Lerner tiene razón. Ante la situación existente en nuestra sociedad rebela a las conciencias la falta de respuestas. Ausencia de ambos lados. Desde el poder es la continuación de una larga frustración que da la impresión que todavía no alcanzó su piso. Pero también ausencia de respuestas desde abajo, desde el pueblo.
Respuestas hay, pero son insuficientes. Mientras Lerner escribía y decía lo publicado, decenas de miles de compatriotas marchaban con antorchas en un desfile conmovedor de la pobreza, hasta acampar en la Plaza de Mayo. Lo hacen sabiendo, de antemano, que son invisibles al poder. Lo harán hasta que el cansancio –más físico que moral- los abata o decidan que la bronca ya no tenga cabida en sus cuerpos y la saquen a pasear orgullosa por plazas y calles. Allí se oirán voces reocupadas por la “paz social”, pero quién le da “paz social” a las familias que pasaron y pasan las noches a la intemperie, con el estómago chillando.
El pueblo puede ser un león dormido y lo que nunca hay que hacer son cosquillas al león cuando duerme.
La respuesta puede venir de rincones muy diferente
Ella, efectivamente puede venir con la figura, fiera y desgarbada de Javier Milei. Nadie puede asegurarlo, pero tampoco tiene certezas para desmentirlo. De lo que no quedan dudas es que esa aparición, con todos los riesgos y agresividad que la acompañan, forma parte de la clausura del actual ciclo político y social y –lamentablemente- el primer escalón hacia otro distinto.
Las elecciones celebradas el domingo pasado en Neuquén y Río Negro encierran una clave que habrá que ir develando: El crecimiento de la no participación electoral (abstención, en blanco, anulación del voto), en estas dos provincias, creció. Habrá que seguir ese hilo para conocer la velocidad del vaciamiento de estas instituciones.
El tiempo dirá si estos indicios confirman que estamos ante un fin de ciclo o si terminará imponiéndose la continuidad de las tradicionales corrientes políticas nacionales.Tampoco se puede descartar que el hartazgo abra la picada para sucesos inimaginables, en estos momentos, pero vinculados a esa falta de respuestas a la crisis en danza.
Elecciones provinciales en el sur
El domingo pasado empezó la seguidilla de elecciones provinciales que se realizarán en las diferentes jurisdicciones, en fecha distinta a las elecciones nacionales a realizarse el 13 de agosto (PASO) y 22 de octubre (Generales). Mayo será el mes en el que confluirán las convocatorias de ocho provincias que elegirán gobernadores, legisladores provinciales y autoridades locales. Este mayo electoral arrancará el día 7 con las elecciones en: Jujuy, La Rioja y Misiones.
Las recientes elecciones provinciales de Neuquén y Río Negro, dejaron tela para cortar. Entre los temas a señalar se destacan sus resultados generales, la evolución de la participación ciudadana y el rol de las fuerzas nacionales. En lo que respecta a los resultados generales, si bien hubo sorpresas ellas no fueron tan significativas como aparentan.
En Neuquén, el oficialista Frente de Todos reunió 12,7% saliendo tercero; mientras que Juntos por el Cambio resultaron quintos con 3,8%. El debut electoral de simpatizantes de Milei no fue extraordinario, salió cuarto con 8%. La izquierda, con el 3,3% quedó por debajo de sus expectativas. En cuanto a la participación fue del 76,1%, dos puntos menos que en iguales elecciones realizadas en 2019. En el mismo sentido, el voto en blanco (3,6%) fue superior al de las últimas elecciones.
En Río Negro los resultados estuvieron dentro de lo previsible. Alberto Weretilneck, ex gobernador y actualmente senador nacional ganó (42,1%) por cerca de 20 puntos, en una alianza donde el mayor aporte lo hizo el peronismo y los radicales. El PRO resultó segundo; tercero el Movimiento Evita con el 10,4%; cuarto la novel fuerza libertaria de ultraderecha con 9,31%. La izquierda tampoco quedó muy satisfecha, como FIT recogió 3,2% y como MAS el 1,6%.
En términos generales estas elecciones muestran la pérdida de control de los partidos y agrupamientos nacionales sobre sus respectivos espacios políticos locales, lo que alimenta una importante fragmentación de los resultados. Ese mismo hecho convalida la idea del progresivo vaciamiento de este modelo institucional y que estamos, también por esta cuestión, en las vísperas de un nuevo ciclo en la sociedad.
En las fuerzas libertarias se reconocen dos actitudes. Los dirigentes locales festejando los números alcanzados y Javier Milei, ninguneando a esas fuerzas locales por lo que su ego evalúa como un escaso arraigo alcanzado.
Surfeando en la geopolítica mundial
En general se considera que un país “juega en primera” cuando se lo tiene en cuenta en la política mundial. A pesar de estar atravesando las mayores dificultades que nos podamos imaginar, más allá de la horripilante realidad en materia económica y social, Argentina es un país que todavía merece cierta consideración en el concierto mundial. Es interesante pasar una breve revista por algunas de tales razones.
Una de las principales es el peso que tienen algunos míticos deportistas: Fangio, Di Stéfano, Maradona, Messi, fueron o son esos pasaportes que -en diferentes épocas- nos permitieron o permiten salir de apuros, aunque se esté en Singapur, África o Medio Oriente. La escuela pública y las universidades gratuitas trasmitieron, a los hijos –descendientes gringos- de las grandes ciudades, el prestigio de parecernos a ellos a pesar de venir, para aquella cultura europea, de una realidad “salvaje e incivilizada”. Por eso nos reciben como “propios” en sus distintos centros y niveles de capacitación e investigación.
Pero, más allá de estas grageas, estas tierras les interesan porque ellas encierran riquezas y espacios vacíos poco conocidos en otros lares. Además, somos la puerta de ingreso a la casi despoblada Patagonia y al gigantesco continente antártico, donde se reservan –para el futuro- signos de vida que en el resto del planeta estamos destruyendo.
En nuestra región
Por estas y otras variadas razones nos tienen en cuenta. En un mundo que reitera las confrontaciones y fronteras semejantes a las existentes durante la llamada Guerra Fría. Eso se vio en vivo la última semana. La región, particularmente Brasil y Argentina, están en la mira de esa disputa geopolítica y las razones no son pocas. La principal de todas ellas es la creciente presencia de China y Rusia en esta zona, considerada por EEUU como parte de su “área de influencia” o patio trasero.
La importancia estratégica de Brasil no deja lugar a dudas, su participación en el BRICS no es un tema secundario. La reciente designación de Dilma Rousseff para que asuma la dirección del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS, con sede en Shanghái – China, es otra muestra del peso de ese gigante. Es sabido que Brasil trata de mantener su independencia tecnológica.
os aportes tecnológicos para sus tierras y cultivos no provienen de occidente, sino de Rusia. Brasil tiene tradición de mantener posiciones más o menos autónomas, que hasta Jair Bolsonaro tuvo que respetar. Por eso no llama la atención que mientras Laura Richardson, Jefa del Comando Sur de los EEUU, se reunía con nuestro Canciller en Buenos Aires, Lula hacía lo propio en Brasilia, en este caso con el Canciller ruso, Serguéi Lavrov.
La Jefa del Comando Sur traía, en su agenda, cuestiones como el litio, gas, minería y cuestiones energéticas. Pero, más allá de estos intereses, EEUU tiene la pretensión de frenar el avance de China. En ese sentido cuestiona la instalación de una nueva central nuclea en Atucha con tecnología y créditos chinos. Por estas y otras razones hubo otra reunión clave, aunque trascendiera poco y nada.
Massa tenía que viajar a Washington (su segunda… ¿segunda? casa) pero una llamada de Wendy Ruth Sherman, lo hizo cambiar de opinión. Hizo el viaje a Washingon, con previa escala en Santo Domingo, allí lo esperaba la Secretaria de Estado Adjunta de los EEUU, una especialista con muchos trajines dentro del Departamento de Estado cargados en su espalda. Fue negociadora en los conflictos con Corea del Norte e Irán. No se conoce el contenido de ese encuentro, pero es todo un aviso para el gobierno y los políticos argentinos con aspiraciones.
Estos debates, sobre cuestiones geopolíticas, bajo las actuales condiciones mundiales, más que terminar recién está empezando. A estos fines Argentina carece de políticas de Estado que aseguren una mínima coherencia en los pasos futuros.
Los círculos diplomáticos, dan por cierta la posibilidad de un paso importante, éste sería la incorporación de nuestro país al BRICS. Si esto se produce, superando las presiones norteamericanas, será un buen antecedente para los tiempos por venir.
*Analista político y dirigente social argentino, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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