La semana que termina fue escenario de una nueva reunión de Cancilleres de la CELAC. En el aniversario del natalicio de Simón Bolívar, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador retomó los pasos del Libertador con una osada propuesta.
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”
Eduardo Galeano
Este 24 de julio se cumplieron 238 años del nacimiento de uno de los patriotas revolucionarios más emblemáticos para Nuestra América, el Libertador Simón Bolívar. Como era de esperarse hubo actos conmemorativos en diversas latitudes de nuestro continente, pero este aniversario vino con sorpresas.
Quizás la más relevante y alentadora fue la propuesta realizada por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en el marco de la XXI Reunión de Cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Aunque por sus características y posicionamientos políticos no sorprendiera el homenaje de AMLO al libertador (aunque a muchos oligarcas se les revolvieran las tripas), el presidente mexicano arrojó una invitación que como mínimo genera esperanza e ilusiones en los pueblos que luchan contra la opresión en todo el continente.
En parte de su discurso Andrés Manuel sostuvo que “es ya inaceptable la política de los últimos dos siglos, caracterizada por invasiones para poner o quitar gobernantes, al antojo de la superpotencia. Digamos adiós a las imposiciones, las injerencias, las sanciones, las exclusiones y los bloqueos. Apliquemos en cambio, los principios de no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias”, a lo cual agregó “iniciemos en nuestro continente una relación bajo la premisa de George Washington según la cual las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos”.
El presidente mexicano afirmó ser consciente de los desafíos que esta propuesta significa, dado que invitó a los cancilleres allí presentes a construir “algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, a nuestra realidad y a nuestras identidades”. Está más que claro que el llamado de López Obrador retoma la propuesta que Simón Bolívar realizara en 1826 en el Congreso Anfictiónico de Panamá en el que se convocaba a los países de América Latina y el Caribe a conformar una Unión o Confederación de Naciones Americanas.
Es que incluso con esa impronta nació la CELAC, allá por 2010. El contexto era otro: Chávez, Fidel y Néstor estaban vivos; Lula Da Silva, Evo Morales, Rafael Correa, Fernando Lugo y Pepe Mujica, entre otros, gobernaban sus respectivos países; los gobiernos de derecha en el continente eran minoría, y los Estados Unidos de Obama parecían más focalizados en el Medio Oriente e intentaba recomponer relaciones con Cuba.
La realidad actual dista mucho de aquella: Chávez, Fidel y Néstor ya no están físicamente; las agresiones norteamericanas contra Cuba, Nicaragua y Venezuela recrudecieron; los gobiernos neoliberales hicieron destrozos significativos en un breve período de tiempo; y la pandemia agravó un escenario ya de por sí complejo.
Pero en estos últimos años también hubo victorias populares: se derrotó el golpe en Bolivia, llegaron AMLO y el Frente de Todos a los gobiernos de México y Argentina; en Perú ganó un maestro rural que promete cambios significativos en ese país; los pueblos de Colombia y Chile están haciendo trinar las anquilosadas estructuras político partidarias; Lula volvió al ruedo y hay grandes esperanzas puestas de cara a 2022; y los norteamericanos no pudieron derrotar ni a Cuba, ni a Nicaragua, ni a Venezuela.
El presidente mexicano, incluso, propuso que este organismo suplante a la tristemente célebre Organización de Estados Americanos, estructura internacional creada por EEUU a fin de controlar el continente e imponerle sus ideas. Veamos sino de qué ha servido esta organización desde su creación. Al respecto, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, sostuvo en diálogo con TeleSur que “la CELAC fue fundada en un espíritu profundamente rebelde, bolivariano, sanmartiniano, martiano. Fue fundada para construir desde América Latina y el Caribe nuestro propio camino, una comunidad de Estados, una comunidad de pueblos”.
No son pocos los y las analistas que afirman que la complejidad del mundo es cada vez mayor y que la geopolítica terminará confluyendo en grandes bloques de poder. EEUU, Rusia y China son pesos pesados por sus propias capacidades, pero la Unión Europea no sería lo que es si no fuese un bloque. De igual modo, observemos la vinculación de las grandes potencias con otros países: OTAN si miramos a occidente; Organización de Cooperación de Shangai o Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) si miramos hacia Rusia y China, a la cual podría agregarse el BRICS.
La política ejercida por la administración Trump y la falta de proyecto colectivo de las derechas en Nuestra América, pero fundamentalmente la aparición del Covid-19, dieron cuenta de las dificultades que tuvo nuestro continente para enfrentar la pandemia. Piensen ustedes qué diferente habría sido si la CELAC o UNASUR hubiesen estado fuertes y articuladas para, como bloque, haber adoptado políticas integrales para defendernos de virus.
La XXI Reunión de Cancilleres de la CELAC realizada estos días en México consolidó un paso importante en la integración regional: La firma de un acuerdo para la creación de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio. Algo que a simple vista podría parecer que no es significativo para los pueblos de la región, pero imagínense cómo puede impactar una política conjunta de los 33 países del continente en esta materia ¿Cuánto se podría avanzar en materia comunicacional, en materia satelital, en desarrollo tecnológico conjunto?
En línea con lo anterior, cuánto se podría hacer por los pueblos del continente si se aúnan esfuerzos para mejorar las infraestructuras de cada país, las telecomunicaciones, el fomento a la complementaridad de nuestras economías, en materia sanitaria, en ciencia y tecnología, o en la materia que ustedes imaginen. Las posibilidades se vuelven ilimitadas.
Está más que claro que habrá quienes pretendan boicotear la propuesta arrojada por López Obrador. También habrá muchos escépticos de que tamaña tarea se pueda concretar, pero como se preguntaba Galeano, para qué sirven sino las utopías. “Sirve para eso, para caminar”.
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