Boris Acosta Reyes|
El fallecimiento del filósofo boliviano Juan José Bautista, pensador revolucionario a la hora de hablar y construir teorpia sobre decolonialidad, falleció a la temprana edad de 63 años. Recibió en 2016 el Premio Libertador al Pensamiento Crítico, por la obra maestra titulada «¿Qué significa pensar desde América Latina? El filósofo boliviano era uno de los pensadores más relevantes de América y su obra, por su radical originalidad, es merecedora de un abordaje particularizado.
La crítica de este intelectual decolonial alcanza incluso a las izquierdas. Incluye al marxismo clásico, y aclara por qué: “Es decir, intentando mostrar el dominio y la explotación que operaba el capitalismo, apelando a la esencia que estaba oculta o encubierta en el aparecer del ente llamado mercancía, que era el trabajo humano (el socialismo), descuidó o no pudo ver o captar el modelo ideal que estaba presupuesto en todo esto”.
Lo que se llama «pensar desde» algún lugar como América Latina, implica «pensar» inevitablemente de modo radical los prejuicios que la modernidad ha producido y que en parte encubren la gravedad del presente. Pensar desde América Latina ahora está mostrando que lo que se llama pensamiento crítico no puede partir más desde la centralidad de la modernidad europea, sino desde fuera de ella, desde lo que ella siempre ha negado y excluido, sostenía Bautista.
Y agregaba que “por ello, este ejercicio radical del pensar ahora nos está conduciendo a cuestionar ya no solamente el capitalismo como modo de producción constitutivamente destructor de la naturaleza y el trabajo humano, sino también el proyecto histórico, ideológico y filosófico de la modernidad en su conjunto, pero ahora en perspectiva mundial, en el contexto de las otras historias negadas y encubiertas por la modernidad”.
Para bautista, la forma en que la modernidad reprodujo el pensamiento en Latinoamérica encarna el proceso de colonización que es necesario desmontar y revertir: “En nuestra hipótesis, el conocimiento que produjo el pensamiento latinoamericano, es también culpable o responsable de nuestro subdesarrollo, atraso y dependencia. Porque intentó conocer nuestra realidad con una concepción de realidad y conocimiento que no se correspondía con la nuestra y que por eso siempre terminó por negarla y encubrirla”.
Haciendo esto, prosigue, impidió nuestro desarrollo, es decir, nos subdesarrolló. “Desarrollando la teoría, la ciencia y la filosofía modernas subdesarrollaron nuestros conocimientos ancestrales, nuestras concepciones relativas a la vida, la naturaleza, el universo y el cosmos. Impidió el desarrollo de lo que de posible y potencial hay en nuestra realidad, y así se convirtió en obstáculo teórico y epistemológico, que, en vez de ayudarnos a crecer, impidió el desarrollo de nuestro otro modo propio que ser”.
La prueba de ello, agrega Bautista, no es sólo la pobreza intelectual de nuestras academias y universidades, sino fundamentalmente la miseria de nuestros pueblos, que se expresa en los rostros de quienes han sido olvidados, negados, excluidos y empobrecidos por el conocimiento moderno de la ciudad letrada latinoamericana.
Añade que la barbarie de las metrópolis europeizadas constituye el enclave nodal que explica nuestro atraso. “A sus pulsiones centrífugas, su liberalismo colonial, su desprecio por lo propio, su europeísmo delirante, añadieron un racismo extremo y mecanismos de disciplinamiento y control que sumieron a los pueblos americanos en una situación histórica de privación y desigualdad”, señala.
También los procesos de colonización de subjetividades que estragó a los pueblos originarios. Porque una forma de producción no sólo produce valores de uso o de cambio, sino que también produce sus propios sujetos y sus respectivas comunidades o, en el caso del capitalismo y la modernidad, su idea y concepto de sociedad.
“Es decir, la producción no produce solamente productos o mercancías, sino también una humanidad o subjetividad pertinente a ese tipo de producción, que es lo que en última instancia posibilita la reproducción de esa forma de producción”, afirma.
Lo que garantiza la reproducción de una forma de producción son los aparatos ideológicos del estado, tal como los concebía Althusser, los medios de control social informales (la escuela, los medios de comunicación, la cultura, determinadas agencias del estado, la religión y el idioma, por citar solamente algunos), como aprendemos en criminología, añade..
“Como podemos ver, el capitalismo y la modernidad han desarrollado su propia concepción de desarrollo, la cual permite desarrollarse solamente a los países del centro, a costa de la negación del desarrollo de los demás pueblos que no han alcanzado este tipo de desarrollo, porque justamente éste se lo niega, se lo impide y obstaculiza”.
Bautista explicaba que ésyo no sucede sólo por problemas de mercado e industrialización, sino también por el tipo de sociedad que ésta produce. Esto es, el tipo de subdesarrollo que produce el capitalismo y la modernidad es una producción estructural, la necesita producir, necesita producir sus propios dominados, sus pobres a quienes explotar para ganar más, necesita producir sus inferiores, sus arrasados y dependientes para poder desarrollarse.
Oportuna, en medio de este desastre civilizatorio, su reivindicación de las formas de vida ancestrales, su mirada de la vida, de la naturaleza y del cosmos como principios ordenadores alternativos de una nueva concepción del estar siendo y del sentido mismo de la existencia humana.
Bautista hizo estudios de Sociología en la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz, Bolivia. Posteriormente trabajó con Hugo Zemelman en el Colegio de México entre los años 1988 y 1991; estudió Filosofía desde la licenciatura y posteriormente la maestría en la Facultad de Filosofía de la UNAM de México. Doctor por la misma facultad en el departamento de Estudios Latinoamericanos, fue discípulo de Enrique Dussel y de Franz Hinkelammert.
Entre sus últimos libros cabe destacar «Hacia una crítica ética del pensamiento latinoamericano”, «Hacia una crítica ética de la racionalidad moderna» (2013), «Hacia la descolonización de la Ciencia Social Latinoamericana» (2012), «Hacia una dialéctica del desarrollo de la vida» (2012) y «Crítica de la razón boliviana» (cuarta edición en preparación), “De la ética del fetichismo y de la modernidad” y el citado Premio Libertador.
Juan José era hermano de otro grande en temas de la decolonialidad, Rafael Bautista, también pensador, filósofo y militante en una línea intelectual del pensamiento crítico, quien actualmente se encuentra en Bolivia colaborando con el vicepresidente David Choquehuanca.
*Sociólogo y periodista bolivano, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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