Boris Acosta Reyes
La facción Movimiento al Socialismo (MAS) afín al expresidente boliviano Evo Morales (2006-2019) decidió “expulsar definitivamente” del partido al actual mandatario, Luis Arce, y a su vice, David Choquehuanca. Morales ratificó la decisión tomada por la militancia del MAS, argumentando que el comportamiento de ambos ya no es compatible con los principios del partido.
Tras la expulsión, la militancia de esta fracción del MAS ratificó a Morales como presidente del partido y lo proclamó “candidato único” para las elecciones de 2025. Ahora resta que la justicia boliviana reconozca la validez del congreso en que se tomó esa decisión, algo que ya rechazó con anterioridad.
Arce informó que insistirá en realizar un referéndum para consultar a los ciudadanos si están de acuerdo o no con modificar la Constitución para establecer que los presidentes y vicepresidentes solo puedan ser reelegidos una vez, aunque se trate de mandatos discontinuos, algo que desde el “evismo” ven como un artilugio más para impedir la vuelta de Morales a la presidencia.
Mientras, Bolivia corre el riesgo de la instrumentalización de diversos conflictos para generar una desestabilización del gobierno y el acortamiento de su mandato. En setiembre se prevén protestas por preocupaciones como el alza de los precios de algunos productos de la canasta familiar o por la escasez de dólares y combustibles, pero la mismas no están directamente en la línea política de presionar para que Arce se vea obligado a renunciar o adelantar las elecciones.
La Época señala que sería una ingenuidad pensar en la inexistencia de actores políticos que están organizando conflictos claramente desestabilizadores o que buscan la manera de montarse en reclamos y preocupaciones legítimas de la población con el único fin de derrocar al Gobierno y, por tanto, romper el orden constitucional.
“Hay dos actores antagónicos entre sí que ahora se dan la mano o al menos marchan al mismo ritmo para acortar el mandato del presidente actual: la ultraderecha (llámese Creemos o Libertarios) y a la facción evista que está en posiciones de un nacionalismo conservador. Los primeros lideraron el golpe de Estado contra el segundo en noviembre de 2019. Y el interés del expresidente del período 2006-2019 es volver pronto a las buenas o las malas”, añade.
“El comportamiento Lucho-David ya no es de un militante. Ayer semejante represión a los Ponchos Rojos, que solo están pidiendo que se respete su sede sindical. Represión, heridos, tomados por la Policía. Creo que por demás se justifica la expulsión del instrumento político”, señaló Morales tras el encuentro ampliado de Villa Tunari, zona central del Trópico de Cochabamba, una de las principales áreas cocaleras del país y el bastión político del expresidente, que busca su reelección.
Señaló Morales que la idea de expulsar a Arce y Choquehuanca ya había sido respaldada meses atrás durante un ampliado en el coliseo de La Coronilla, en Cochabamba. Sin embargo, en esa ocasión, Morales optó por no incluir la expulsión en las conclusiones finales, esperando que aún existiera la posibilidad de reconciliación dentro del partido. “Pensaba que todavía podía volver, y nada, peor”, admitió.
Arce y Choquehuanca fueron expulsados “por haber traicionado al pueblo boliviano y al Proceso de Cambio; por no hacer vida orgánica en el Instrumento; por haber traicionado a la Patria permitiendo el retorno de los brazos operativos norteamericanos como la CIA, DEA y USAID; por convertirse al neoliberalismo; por haber destruido la economía (…); por reprimir sañudamente al movimiento indígena originario campesino y convertir las sedes en puestos policiales”.
Morales prometió otras medidas de fuerza en caso de que el gobierno de Arce insista en su postura. “Si el Gobierno no responde (…) por demás se justifica un bloqueo nacional de caminos”, advirtió el exmandatario.
Arce se ha opuesto a la presión del setor de Evo, en pos de acceder a otro período como presidente. “Ante los que apuestan por el odio, la mentira, la violencia y la confrontación entre bolivianas y bolivianos buscando convulsionar el país por ambiciones electorales, nuestra respuesta siempre será más trabajo y gestión en favor del pueblo boliviano”, publicó el martes, luego de que se confirmara su expulsión.
Actualmente, el artículo 168 de la Constitución, sancionada durante la primera presidencia de Morales, establece que el periodo de mandato de Presidente y Vice “es de cinco años, y pueden ser reelectas o reelectos por una sola vez de manera continua”. Esto deja abierta la posibilidad de la reelección en mandatos discontinuos
*Sociólogo y periodista bolivano, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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