Rubén Armendáriz
Tras anunciar que no presentará su candidatura presidencial en las elecciones de octubre próximo, la hoy vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue la única oradora, este jueves, en el acto realizado en una colmada Plaza de Mayo, en conmemoración de la fecha patria y el vigésimo aniversario de la asunción presidencial de Néstor Kirchner.
Cristina, dos veces presidenta, sin duda la política más resistida por el llamado Círculo Rojo, los representantes del capital concentrado que vertebra el sistema de desigualdad e injusticias, recorrió en su discurso la situación económica actual en contraste con el período 2003-2015, cuando gobernaron Néstor Kirchner y ella. En ese sentido, pidió «unidad nacional» para dejar de lado el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y elaborar un plan para la explotación de los recursos naturales.
Sobre el escenario volvió a establecer un diálogo de cara con los miles que se congregaron bajo el agua. Arrancó media hora antes y escuchó cuando le respondieron «¡Patria si, Colonia no!» al hablar de litio, soberanía y recursos naturales.
“Es necesario construir organización, profundidad territorial de la organización, profundidad sectorial en los sindicatos, en las fábricas. Una sola persona no puede. Tiene que haber una organización, tiene que haber cuadros que tomen la posta y lleven adelante el programa de gobierno que necesita la Argentina», señaló.El acto confirmó la vigencia de un liderazgo que potencia su autoridad o su ascendiente en el peronismo y sus aliados y también en el país.
Además de temas puntuales relacionados con soberanía y distribución de la riqueza, propuso cuatro ejes que precisan de un acuerdo incluso con sus adversarios: La renegociación de la deuda contraída por el macrismo; la administración soberana de los recursos naturales, la renovación del pacto democrático que prevaleció hasta el surgimiento del discurso de odio y la transformación del sistema de administración de justicia anacrónico, con forma feudal.
Muchos se decepcionaron porque no hubo anuncios de candidatura. No anunciarlas es una decisión política. Lo que quedó claro es quién tendrá un papel protagónico en esos nombramientos. Bajo la lluvia, los jóvenes cantan, saltan, bailan y el aguacero no puede apagar sus voces: “Cristina presidenta…”, aún sabiendo que es imposible. “Luchen, que vienen por los sueños y el futuro de la patria”, dice un cartel de la Confederación de Trabajadores Argentinos (CTA).
Para el peronismo, cuando el sol acompaña, la jornada es «festiva». Cuando el clima es hostil, es «épica». Ante la gruesa cortina de agua que castigaba Buenos Aires, Cristina adelantó casi una hora su discurso, cuando miles y miles de jóvenes y no tanto colmaban la céntrica Avenida de Mayo más allá de la 9 de julio, a diez cuadras de una repleta Plaza de Mayo. “El diluvio no pudo apagar tanto fuego”, señala Tiempo Argentino.
Un corresponsal estadounidense no entiende lo que pasa: “¿Vienen a respaldar a una no candidata?”, me pregunta. Necesita un curso acelerado de peronismo.
Las críticas
Como era previsible, el discurso desató una catarata de críticas de dirigentes opositores. Desde Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich de Todos por el Cambio hasta el “libertarista” Javier Mieli y el trosquista Partido Obrero. Todos cuestionaron el evento y las definiciones de la vicepresidenta.
La vicepresidenta justificó al gobierno actual y su ajuste diciendo que el de Macri “hubiera sido peor”. Muy cerca suyo en el palco se ubicaron los ministros de Economía e Interior -Sergio Mass y Wado de Pedro-, el gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof y su hijo Máximo. ¿Precandidatos presidenciales?
Los dardos llegaron desde la derecha neoliberal y ultraderechista, pero también desde la izquierda. “Cristina Kirchner expuso su debilidad en la Plaza de Mayo. La concurrencia que esperaba una definición en materia electoral se fue con las manos vacías. Su total falta de orientación de cómo seguir no debe sorprender, ya que ella es una de las principales responsables del fracaso de su gobierno”, expresó Gabriel Solano, precandidato presidencial del Partido Obrero.
Las palabras de la vicepresidenta apuntan a generar una ilusión en las miles de personas que fueron a la plaza y que todavía apoyan su liderazgo. Buscan convencer de que es posible estar mejor si se negociara más duro con los verdaderos dueños del país, un puñado de grandes empresarios que se apropia de la riqueza producida. Mientras el público y la gran mayoría de los dirigentes que la acompañaban en el escenario aplaudían, Sergio Massa se rascaba la nariz, comentó laizquierdadiario.
La vicepresidenta trazó un análisis de la relación con el organismo internacional de crédito y responsabilizó al expresidente neoliberal Mauricio Macri de la crisis presente. “Fue un préstamo político y política tiene que ser la solución. Que dejen de querer dirigir la política para transformarnos únicamente en exportadores de materia prima. Tenemos que agregar valor para que haya trabajo de calidad y buenos salarios. Se puede hacer porque lo hicimos durante 12 años y medio», remarcó
«Si los argentinos y argentinas no logramos que ese programa que el FMI impone a todos sus deudores sea dejado de lado para crear un programa de industrialización y desarrollo, va a ser imposible de pagar», destacó la vicepresidenta ante decenas de miles de personas que colmaban la Plaza.
«Es una pena porque las argentinas y argentinos no podemos depender de que llueva o salga el sol. Tenemos que articular lo público y lo privado para agregar valor y sumar tecnología», afirmó con la voz casi quebrada. «El problema que tenemos hoy, acuciante, es la distribución del ingreso. A veces hay que ponerle carita fea a los que tienen mucho. ¿Por qué creen que me odian, me persiguen y me proscriben? Me quieren matar y meter presa, pero yo no soy de ellos. Yo soy del pueblo y de ahí no me muevo», dijo.
Cristina volvió a pedir una reforma institucional: «Este Poder Judicial es una rémora monárquica», afirmó.
Su renovada centralidad en la vida política, pese a su decisión de no presentar su candidatura, se basa en la defensa de los intereses de las mayorías, tanto al interior de la propia coalición gobernante del Frente de Todos, como en oposición a un proyecto neoliberal, encabezado por los sectores concentrados de la llamada Patria Financiera.
El peronismo volvió a uno de sus rituales más sagrados: el encuentro cara a cara con su líder. Cristina habló a la multitud en uno de los momentos de mayor incertidumbre, y que para muchos marcará un punto de inflexión al interior del oficialismo, donde esta semana levantaron la cabeza los presidenciables de todos los sectores dispuestos a disputar la sucesión del actual jefe de Estado, Alberto Fernández, quien brilló por su ausencia. Esa también es una forma de brillar, cuando todos los reflectores están en otra parte.
*Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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