Jeferson Miola
Una poderosa articulación del establishment actúa cohesivamente en la estrategia de hacer inviable y asfixiante al gobierno de Lula. En este empeño, la oposición de ultraderecha y fascista va de la mano de ciertos partidos de derecha que, sorprendentemente, incluso comandan ministerios. A pesar de ello, no solo no apoyan, sino que votan en contra del gobierno en el Congreso.
El establishment hace una única concesión: Lula puede incluso gobernar. Siempre y cuando sea con el programa antipopular y antisoberanista derrotado el 30 de octubre.
La aprobación del régimen fiscal con los votos de casi 3/4 de los diputados [372], a pesar de ser celebrada por el gobierno como un éxito, es en realidad una victoria del bloque gobernante para preservar el brutal saqueo y saqueo de Brasil, cuyo patrón de despojo se ha vuelto aún más indecente tras el derrocamiento fraudulento de Dilma en 2016.
Es la primera vez en la historia, al menos desde el inicio de la transición conservadora con José Sarney [1985/1990] hasta el gobierno fascista-militar presidido por Bolsonaro, que el Congreso desfigura una propuesta de estructura administrativa concebida por los electos gobierno a materializar el programa victorioso en las urnas.
Los gobiernos de Collor, Itamar Franco, FHC, Lula, Dilma, Temer y Bolsonaro vieron sus propuestas de estructuras ministeriales totalmente aprobadas por el Congreso, sufriendo solo cambios menores.
Con el gobierno de Lula-3, la realidad está siendo sin precedentes muy distinta. La Sala realiza cambios drásticos en las Medidas Provisionales que versan sobre la instalación del ministerio y órganos centrales del Estado.
Esta conducta, aprobada por una mayoría circunstancial en el Congreso, es absolutamente ilegítima, ya que impide al presidente electo con 60.345.999 votos gobernar el país y ejecutar el programa de gobierno que obtuvo el apoyo de la mayoría del pueblo brasileño en una elección soberana.
Los diputados desfiguraron las propuestas originales del gobierno Lula, principalmente en las áreas de Medio Ambiente, Pueblos Indígenas y Desarrollo Agrario. El objetivo, explícito, es imponer el poder de los ruralistas, deforestadores y financieros y favorecer la profundización de la explotación capitalista del género más ecocida, criminal, racista y genocida que existe.
Arthur Lira, jefe de los diputados parlamentarios y notorio colaboracionista del fascismo, había advertido previamente en todas sus cartas que el presidente Lula, “elegido con un margen mínimo de votos, necesita entender que tenemos un Banco Central independiente, agencias reguladoras, un Estado -Ley de Sociedades Propias y un Congreso con competencias más amplias.
De manera vertiginosa, en los últimos días esta diputadocracia “con atribuciones más amplias” ha producido daños que serán irreparables, si no revierten.
Antes de desfigurar las MP del gobierno que posibilitan la ejecución de políticas de Estado permanentes, los diputados habían dejado sin efecto el decreto presidencial sobre el Marco de Saneamiento. Y ahora también han decidido votar de urgencia el proyecto que trata del Marco Temporal, es decir, el decreto de exterminio de los pueblos indígenas.
La situación política del gobierno es bastante precaria. La coalición de 11 partidos que eligió a Lula obtuvo 126 votos en la Cámara de Diputados, quórum insuficiente para aprobar cualquier norma y mucho menos para protegerse de un juicio político o para revertir los retrocesos constitucionales ocurridos tras el golpe.
Sectores de las oligarquías dominantes que se embarcaron en el “Arca de Lula” en 2022 para que no dejara caer al país en el precipicio fascista y en la barbarie absoluta, en realidad no tienen un compromiso fundamental con la democracia.
Las oligarquías sólo tienen un compromiso exclusivo con la obscena acumulación de capital basada en la extracción primitiva de las riquezas naturales y el trabajo servil del trabajador.
La situación del gobierno de Lula se complica todos los días. Lula está más dando poder y presupuesto a los diputados que recibiéndolo a cambio.
El gobierno de Lula se juega su futuro en estos días críticos.Para no ser un rehén ineludible de la diputadacracia corrupta y su sistema de chantaje y extorsión, Lula necesita urgentemente hacer un giro e invertir en animar un amplio movimiento social de masas que lo apoye y enfrente la fuerza de la extrema derecha en el calles
*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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