La verdad de la mentira. Fake news y la nueva política uruguaya.



PERIFERIA·MIÉRCOLES, 29 DE AGOSTO DE 2018·TIEMPO DE LECTURA: 4 MINUTOS
En tiempos donde se dice que los grandes relatos que movían al ser humano se cayeron, donde las instituciones se erosionan, la credibilidad y las verdades son cuestiones exóticas en la arena política; la pos verdad y las noticias falsas (fake news) campean a sus anchas.
Según el Diccionario Oxford la pos verdad es : “que se refieren o denotan circunstancias en las que los hechos objetivos tienen menor influencia en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y la creencia personal.”
En Uruguay sendos casos de fake news han sido desmentidos al instante, pero el punto es que los mensajeros fueron políticos de la oposición.
La senadora por el Partido Nacional, Graciela Bianchi ha denunciado que en nuestro país se daba en las aulas una guía de educación sexual inadecuada, según ella. Se podría debatir sobre educación sexual, pero la guía denunciada era de origen español…
El senador Gandini, también del Partido Nacional, denunció por las redes y criticó el estado deplorable de unas carreteras. Lástima que eran brasileras…
Ana Lía Piñeyrúa del Partido Nacional, subió a las redes una foto, de la época de la dictadura, del actual Presidente Tabaré Vázquez junto al último dictador Colorado Juan María Bordaberry. Lástima que era photoshop…
Cuando los auto convocados en el verano hicieron su acto central en Durazno, departamento al centro del país, el parlamentario Colorado Germán Cardoso, subió una foto de la multitud que acudió a criticar al gobierno. Lástima que la foto era la de Woodstock del 69.
El último ejemplo (de una larga lista) se trata de Pedro Bordaberry, senador Colorado. Donde el mismo se quejaba ante el Ministro del Interior en una interpelación que su sobrino no podía comprar figuritas del mundial porque había sido robado un depósito de estas. Acongojante. Emocionante hasta las lágrimas. Lástima que el robo había sido en Argentina.
Goebbels los cría y ellos se juntan.
Estos casos no son simples equivalencias o publicaciones apuradas. Responden a todo un andamiaje de expansión de noticias falsas por parte de líderes de la derecha y su ejército de trolls, así como también de “anónimos”, “simples ciudadanos”· que reproducen y envían cadenas, audios de Whatsapp, y se hacen eco de todo tipo de información falsa.
La efectividad de estas prácticas son gracias a que tocan las fibras exactas que el espectador esperaba. Apuntan a una idea pre concebida que termina de confirmarse con la noticia falsa.
El daño ya está hecho. No todos los que accedieron a la noticia falsa acceden al desmentido, al derecho a réplica (en caso de que esto suceda) y si así sucediese no será con el mismo tenor ni repercusión que tuvo la mentira.
Esta maquinaria comunicacional que siembra desde hace pocos años una nueva producción de sentido y marcará la campaña electoral del año que viene en Uruguay; marcó campañas electorales en todo el continente (quizá el caso argentino es el más obsceno).
Habría que precisar que esto refiere a una gran estrategia internacional que consta de grandes empresas como Cambridge Analytica, que trabajó junto con Facebook para tornar la balanza hacia el lado de sus propios intereses en campañas electorales; y por el otro los burdos intentos de la derecha por Twitter y Facebook.
De igual manera, el fin es el mismo y encienden las antorchas de la indignación generando un clima social de que todo está mal, que la situación no se puede sostener más.
2019. Vale todo.
La tónica de la próxima campaña electoral será de enchastre. Un todo o nada desesperado porque la derecha no tolerará un 4to gobierno frenteamplista.
En el entrevero y la polvareda, tener ojo crítico y capacidad de discernimiento será la diferencia entre la posibilidad de que el Frente Amplio corrija errores y profundice hacia un proyecto de emancipación y el proyecto de la derecha que será un injerto del Macrismo a la uruguaya con dosis de evangelismo fundamentalista.
Si la izquierda no cambia la pisada y lanza una contraofensiva comunicacional potente, robusta y atractiva, correrá de atrás y al ritmo que imponga la derecha. Pecará nuevamente de ir paliando situaciones y minimizando daños. Nunca marcando la cancha.
El hartazgo que se generará en la sociedad para con la clase política será generalizada. La tarea que queda desde las izquierdas es dar la batalla cultural: en cada reunión, en cada red social, en los lugares de trabajo, etc. Porque a rio revuelto de fake news, ganancia de las derechas y perdida mayúscula para el pueblo.

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